ADVERTENCIA + NOTA DEL EQ-GC :

Arriba : Foto de Gustavo FARES > GUILLERMO CUELLO TRABAJANDO EN DAURA MUSEUM / VA / USA .



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MUCHAS GRACIAS POR SU ATENCION.







BLA...BLA...BLA...

BLA...BLA...BLA...
by MARU MARCHESOTTI


17.7.08

XUL SOLAR & LAURA MASSONI

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Buenas noches, Xul



Indicios

Cuando decidí prestar atención al Museo Xul Solar a propósito de una circunstancia casi fortuita, me impulsó el recuerdo de la única vez que estuve allí.
Unos meses atrás cuando volví, nada había cambiado.
Entonces y ahora, al entrar noté que todos los que estábamos allí bajábamos el tono de la voz, caminábamos despacio y con prudencia, sin apuro. Tal como suele suceder cuando se ingresa a un templo.
Inmediatamente se repara en su singular arquitectura de características inconfundibles y en lo cuidada que está la obra.
A ese momento, se agregó la sorpresa de que casi todo estuviera igual.

Cuando el objeto casa de artista adquiere esa condición, se instala la sensación alarmante y placentera de que el tiempo ha sido burlado, que se lo ha atravesado. Sensación de densidad perenne.

Con los días, de atenta y diversa lectura, de presencia en el museo, de observación de los roles que cumplieron y cumplen los diversos integrantes de ese fenómeno cultural que es el Museo Xul Solar, establecí algunas conexiones que quisiera compartir con ustedes y que desde ya adelanto, son mi exclusiva responsabilidad.



Historia.



Xul Solar (1887/1963), junto a su amigo Emilio Petorutti, vuelve a Buenos Aires a mitad de los años veinte, luego de 12 años de estadía en Europa.
Hasta ahí había llegado trabajando de peón en un carguero, desembarcado en Londres y ahí mismo abandonado su propósito de ser monje en el Tíbet.

Su vocación: la creación y la curiosidad.
Pudo desplegarla en el estudio y ejercicio de los lenguajes, cualesquiera fueran, hasta producir los sincretismos que lo hicieron famoso.
La pintura fue uno de ellos, pero no el principal, ni siquiera el eje que organizaba su mundo, se podría decir que operaba como ilustración de él.
Ejerció la pintura como un modo más de comunicación de sus intereses. Sucedió sí, que como estos eran muy eclécticos y se presentaban de un modo intuitivo, la pintura cobró más importancia con el correr de los años.
Nunca estudió formalmente.
Nunca manifestó la más mínima preocupación al respecto.
Al igual que el aprendizaje de las lenguas basales, estudió solo y desarrolló su técnica del modo que le pareció, al servicio de su necesidad de emitir mensaje, tratando de restituirle la luminosidad y la potencia con que sus “visiones” se presentaban.
Si en algo me impresiona Xul pintor, es su ejemplo respecto de la absoluta correspondencia entre la imagen y las materias elegidas (acuarela o témpera).
...

Les decía, que cuando toman la decisión de volver juntos...no tenían ningún motivo concreto para hacerlo, sólo lo desearon.
Estaban medianamente instalados en sus sitios de trabajo, y sabían que vivir aquí no sería mejor que allá, pero los movilizó el fuerte deseo de traer su experiencia a su lugar de origen.

En el barco de vuelta, trajeron todos los libros (la gran mayoría constituye la biblioteca de Xul, de 3.500 volúmenes) y los dos talleres completos, hasta la pelusa.
Eran dos pintores que ya habían vendido su trabajo y continuaron haciéndolo aquí, con suerte dispar.
Petorutti se instaló prontamente en el universo estelar de los pintores significativos, como todos saben, y Xul Solar, no logró hasta el final de sus días, ser aceptado por la sociedad porteña como algo más que un personaje encantador, sabio y buen amigo, algo excéntrico, austero y orgulloso.
Por estos días, clasifican primero y segundo respectivamente, en la carrera de las cotizaciones del mercado local.
Xul, con valores cercanos al medio millón de dólares.
Siempre hay que mirar la sección deportes, dice mucho sobre el estado de las cosas.

Sus ingresos provinieron principalmente de las traducciones (hablaba once idiomas conocidos - ruso, arameo, guaraní, por nombrar algunos - más los de su misma invención - neo criollo y pan lengua- que utilizaba cotidianamente) y de la confección de cartas natales, clases y conferencias de astrología, tareas todas que combinaba con absoluta naturalidad.
A propósito de esos cursos conoce a Micaela Cadenas -bastante menor que él- con quien se casa a los 59 años, en 1946, y por quien profesa un gran amor. Fue su última mujer.
La cuidadora, así la llamaba.
Sobre ella no se sabe más que algunos datos aislados:
que trabajó toda su vida en la Secretaría de Presidencia de la Nación; que luego vivió exclusivamente de su jubilación; que sobrevivió a Xul casi treinta años; que siguió vinculada con sus amigos y que custodió seriamente una carpeta que él había separado, indicándole que eran los trabajos que “no se venden”.
No tuvieron hijos.

Vivieron en uno de los cuatro departamentos que él había heredado de su madre y su tía, todos situados en la calle Laprida 1214, los otros los arrendaban.
Y también en el rancho del Tigre - su único lugar de vacaciones- que adquirieron unos años antes de la muerte de Xul que sucedió en ese sitio, en 1963, cuando tenía 76 años.
Hacía bastante poco, en 1957, había hecho por primera vez una exposición en la Galería Rubbers, de la mano de Natalio Povarche, su dueño, con quien Petorutti trabajaba desde mucho antes.
Desde entonces había salido de la rutina de las exposiciones colectivas frecuentes y de las ventas esporádicas de sus pinturas, le habían pedido trabajos desde Europa, las cosas estaban saliendo un poco mejor.

A partir de su muerte, Lita consiente el manejo de la obra que propone Povarche, quien la hace circular por el hemisferio norte, especialmente por Europa, donde tiene una muy buena aceptación, por las mismas razones que la tiene aquí.
Se trata de una obra permeable a los ojos de la burguesía judeo alemana, que habla de posibilidad y esperanza, de juego y humor con la misma cualidad espiritual que se puede disfrutar en un Klee o un Chagall, aunque no sea igual su calidad técnica.
Los coleccionistas argentinos de ese origen cultural compran obras por docenas, desde entonces.
El mercado le presta atención, Rubbers crece al ritmo en que la obra de Xul se vende...y Lita ahorra cada centavo que le corresponde por las ventas utilizando un argumento de incontrastable lógica femenina: “éso es para él”.


Inferencias.


Esta mujer, sin descendencia, que participó del ambiente de las decisiones y avatares políticos que se sucedieron en la Argentina …nada más pensar en el período que va desde 1963 al 1986, cuando decide crear la Fundación Pan Klub, junto con el asesoramiento de Povarché y con un único objetivo: hacer un museo para la obra que le había legado Xul. La que no se vende.
Como la casa, que dona a tal fin.
Financia su construcción con sus ahorros, los de él.
Hace otra cosa, además.
Conversa durante horas, le relata, le transmite, lo sacude, le lega su versión de Xul a uno de los inquilinos de uno de los departamentos de la calle Laprida, un joven arquitecto: Pablo Beitía, quien diseña un espacio identitario, singular, complejo, rico y útil para la exhibición de la obra, puede ser, pero sobretodo, un espacio que rinde culto al modo de estar en el mundo de Xul.

Este museo, ha sido profusamente premiado en el ámbito local.

Lita participa activamente en el desarrollo del proyecto, para el que aporta la propiedad completa, mientras se va a vivir a otro sitio y muere, sin ver terminado el museo, que se inauguró el 25 de diciembre de 1993.
Treinta años después de la partida de Xul.

Ahora.

La Fundación, - en realidad, un grupo de amigos que integra principalmente las familias Povarche y Beitía- se hizo cargo de sacar adelante el museo con mucha energía y sacrificio. Y con una trastienda que asegura su supervivencia, por fuera de cualquier subsidio estatal, mientras asume responsabilidades que tradicionalmente le competen al Estado.
Organizan eventos culturales -menos seguramente de los que inicialmente se proponían- mantienen el museo en muy buenas condiciones, tienen una política sobria pero firme de divulgación de su existencia.
De hecho el público ha crecido en cantidad y calidad en estos años. Realizan una ardua tarea docente y reciben visitante de todo el mundo.

Atraviesan por estos momentos un período difícil por el reciente fallecimiento de Natalio Povarché, en abril de este año.

El arquitecto Pablo Beitía, quien actualmente dicta clases en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires, como titular de cátedra, participa de un potente movimiento de arquitectos estudiosos y diseñadores, que se han propuesto su oficio desde la construcción de viviendas “a escala humana”, dicen.
Están desarrollando un proyecto de viviendas económicas y bellas a la vera del Río Paraná. Casi en el agua.
No puedo dejar de recordar las acuarelas, y también los escritos, de Xul sobre su proyecto “Vuel Vila”, tan maravillosamente oxigenador al imaginario colectivo, como a su turno han sido las ciudades invisibles de Italo Calvino.



Anotaciones.

Xul, digno exponente de su tiempo, abominaba de la idea de que su obra formara parte de un museo. Tal idea a su vez se puede rastrear en un conglomerado formativo que se describe como museo-mausoleo-sarcófago.
Pero dejó, a quien pudo escuchar, un conjunto de sus mejores trabajos señalados como aquellos que no tenía, ni debían tener valor comercial.

Era un hombre que adolecía del estado de invención.
Contestaba las más profundas y perentorias angustias con esperanza, con inteligencia, con el ejercicio permanente de la posibilidad.
Vivía condenado por percepciones sobre la aglomeración, la hacinación, la superpoblación, la inanición, la incomunicación, la emergencia tecnológica, el desarrollo de ella con sentido prospectivo, en fin, con una carga difícil de compartir en aquello tiempos con la mayoría de las personas.
Pero no imposible.

Muchos de sus temas comienzan a serlo para nosotros el día de hoy.
No obstante ello, se rodeaba de personas que lo admiraban y vociferaban sana envidia por su condición feliz ante la creación, como Borges, que desde la primera conferencia sobre Xul en 1968, hasta la última en 1990, no cesó de proclamar su agradecimiento por el tiempo compartido.

Lita, transgredió el modo vanguardista de entender el mundo-museo como institución que tenía Xul, para atender a la necesidad de proteger su aura.

Allí está su espacio, su trabajo, restituyendo su espesor una y otra vez, cada vez que uno va a buscarla, funcionando como una suerte de antídoto al trámite de fetiche al que sus las imágenes están siendo sometidas.

Por supuesto, es un cuento sin final ni moraleja.

....tan sólo he querido darle forma escrita a mi cuento de buenas noches para los alumnos del nivel III el último viernes (11/7) de este cuatrimestre.

Las noches buenas,
se duermen mejor,
cuando nos cuentan
historias de amor.



Laura MASSONI

Adriana MARINO

Laura MASSONI

Vick RAFFAELE

Tanguita VELÁZQUEZ

Gaby MATEO

CATALINA CHERVIN

Patricia BRAVO

VÍCTOR CHACÓN - FERREY

GUSTAVO FARES

Jorge GÓMEZ-RESTREPO

GUILLERMO CUELLO